La plantación de té aparece como una inmensa selva compuesta de árboles pequeños, que raramente sobrepasan 1.50 metros de alto. Los troncos, gruesos y tortuosos, son señales de una edad más avanzada de lo que el tamaño sugiere.

En estado salvaje, la planta de té generalmente no crece más de 3 o 4 metros, pero la especie de Assam puede alcanzar 15 a 20 metros de altura. En el cultivo, las plantas se mantienen en un tamaño de aproximadamente 1.20 metros con ayuda de podas periódicas. Estas podas se realizan con el fin de formar lo que se conoce como una “mesa de cosecha”, ya que facilita la recolección manual y favorece el crecimiento de las yemas. Trabajadas por la mano del hombre durante cincuenta años, las plantas de té forman plantaciones singulares y a la vez, una inmensidad verde de  selvas en miniatura.